viernes, 15 de julio de 2011

Ikea y el Mona Liso.

La nacionalidad española se puede adquiere de distintas formas: Por nacimiento, son españoles los hijos de españoles. Esta era la forma clásica hasta que ZP para conseguir los votos de muchos sudamericanos descendientes de republicanos amplió y determinó que son "españoles los nietos de españoles" hayan nacido donde hayan nacido. También pueden ser españoles los extranjeros que hayan residido legalmente  en España más de diez años, y lo soliciten claro. Para los nacionales de cualquier  país sudamericano, de Filipinas  así como a los judíos sefardíes este plazo de residencia se ve reducido a 2 años. Igualmente podrán aspirar a la nacionalidad española los casados con un español o española, que hayan residido un año en nuestro país de forma legal. 

Hasta aquí lo que dice la Ley, pero también se puede adquirir nuestra nacionalidad mediante carta de naturaleza, procedimiento extraordinario que premia con la nacionalidad española, aquellos que han realizado un acto destacado a favor de nuestra patria, como forma de premiar sus servicios, este es el caso de aquellos soldados que siendo extranjeros han combatido y muerto en nuestro ejército y por España. También se puede otorgar aquellas personalidades relevantes cuya pertenencia a nuestra nación suponga un honor para nuestra patria y para el resto de los Españoles.

Este debe ser el sistema al que se ha acogido el jugador Ibaka y el gobierno para otorgársela.  Pepiño hoy se ha lucido de lo lindo, su primera intervención como  portavoz del gobierno y anuncia que va a nacionalizar Ikea. Poco le ha servido al amigo Blanco todos esos  discursos que en su adolescencia daba subido a un banco en su pueblo natal, para disfrute de arboles, halibustres y  pájaros y disgusto de los vecinos con casas cercanas al mencionado parque, que se temían que el ex estudiante de derecho además de dejar la carrera había dejado la cordura en algún sitio y no se había acordado de recogerla.

Pepiño es un buen mitinero que para  eso se entrenó. Es capaz de hacer rugir a las hordas socialistas con sus insultos hacia el PP, pero es un mal portavoz. No tiene soltura, se le ve incomodo y el haberse operado los ojos y prescindir de las gafas no le beneficia. Con gafas daba un aspecto de seriedad, ahora sin ellas esos ojillos brillan codiciosos al tiempo que su sonrisa no le acompaña para armar un buen parecido. El portavoz Blanco en lugar de sonrisa dibuja una mueca,  como la de la Mona Lisa que no sabes de que se sonríe o si se sonríe o es que esta maquinando algo contra alguien. Cuando  ZP habla sube la prima de riesgo de nuestra deuda, cuando Blanco habla los suecos se ponen a temblar.

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